Uno de los postres que más tradición tiene en casa, junto con el flan, es el arroz con leche.

Mi madre, mi suegra y yo somos auténticas forofas. Apenas nadie nos sigue. Pero cuando lo preparo siempre me acuerdo de mi tía Juana que era loquita por él.

Aunque me he encontrado muchas recetas con distinto origen: Asturias, Portugal, Galicia, en las que los ingredientes o forma de hacer diferían bastante: unos añadían un chorrín de anís, otros nata, otros incluso clara de huevo, … en casa siempre se ha hecho esta precociendo un poco el arroz en agua antes de añadir la leche. A mi me la pasó mi madre y a mi madre creo que mi abuela Marina.

Es una receta sencilla que sólo requiere paciencia y una buena muñeca para remover y remover. Por supuesto está hecho a mano. Hay una versión para hacer en el Thermomix, pero nunca la he intentado. Otro día ….

El resultado de remover durante una hora y media es un arroz cremoso con los granos en su punto, sin romperse o deshacerse con un rico toque a limón y canela, Ummmm delicioso.

INGREDIENTES:

  • 1 taza de arroz
  • 2 tazas de agua
  • 2 litros de leche entera
  • Piel de limón
  • 1 rama de canela
  • 6 ó 7 cucharadas de azúcar colmadas (esto va a gusto)
  • un pellizquito de sal
  • Paciencia para revolver durante una 1hr 45min. que es lo que me ha llevado.
ELABORACIÓN:
  • Primero ponemos el agua a hervir en una tartera. Al empezar a hervir echamos el arroz y una pizca de sal. Vigilamos y cuando se consuma casi todo el agua añadimos medio litro de leche, la rama de canela y la piel del limón.
  • Al empezar a hervir de nuevo bajamos un poco el fuego y empezamos a remover.
  • Cuando la leche se vaya consumiendo se le va añadiendo más a los pocos, hasta completar los dos litros.
  • Al final le agregamos el azúcar, seguimos removiendo hasta que se deshaga y rectificamos.
  • Vertemos en una fuente y espolvoreamos con canela molida.
También hay recetas en las que el acabado es quemando la superficie espolvoreada con azúcar. Pero como podéis ver la cremosidad no se la niega nadie.