Pues claro que sí, doblemente nata, porque este bizcocho está hecho con la maravillosa nata obtenida después de hervir la leche ecológica comprada el otro día y objeto de mi anterior entrada.

Para mí, pensar en bizcocho de nata es evocar el pasado y recordar el exquisito que realizaba Leonisa, mujer de Camilo y cocinera del restaurante con el mismo nombre.

Cuando no sé por qué motivo al salir del colegio nos decían que teníamos que ir al bar, sabíamos que era al Camilo. Nuestras familias eran íntimas y a donde iban unos iban los otros. Incluso cuando íbamos a Coruña (de aquella en tren) para comprar ropa, lo hacíamos todos juntos. Veraneábamos en Aguiño, hacíamos las escapadas de Semana Santa juntos y el Fin de Año se celebraba en el bar cerrado para la familia.

Os imaginaréis que para mí, ya de aquella, amante de la buena cocina el poder estar en la cocina de un restaurante como el Camilo, que junto con el Vilas eran lo más de lo más de la cocina en Santiago, era algo «d-i-v-i-n-o».

Recuerdo el revuelo que se armó cuando vino Camilo Sexto por no decir de otros…Era el restaurante donde iban todas las personalidades que venían a Santiago. Y como anécdota, recuerdo el día que vinieron los Niños de San Ildefonso, jaja. Yo me moría de ganas de verlos. Por aquel tiempo no había niñas y la verdad que era como ver a los Jonas Brothers hoy en día, jaja.

Del Camilo salieron personas estupendas como Manolo el del VegaII y su mujer. Anda que no nos tiene hecho bocadillos «manolito». Una persona encantadora a la que mi familia estima mucho, mi padre adoraba y quien siempre nos ha demostrado un cariño increíble.

Me estoy yendo del tema original de la entrada, pero ya os decía que un bizcocho de nata me evoca a mis 7-8-9-10 años, a cuando al cerrar el bar jugábamos a los hombres de Harrelson (siempre quise ser policía) y me ponía detrás de la barra sin que Camilo padre me viera y fascinaba sola mirando los vasos, las cuncas, las botellas colocadas, el fregadero, el cajón del serrín, el cajón de las borras del café…….¡quien me iba a decir que muchos años después iba a escribir aquellos momentos que jamás se me han borrado!.

Por supuesto que este bizcocho no está tan rico como el de Leonisa, pero aquél es imposible copiar. ¡Qué pena no tener la receta y sus manos!

INGREDIENTES:

  • 10 cucharadas de harina
  • 5 cucharadas de nata (del litro de leche, saqué casi los 200ml de nata. Para mi gusto, un poquito más no le vendría nada mal. Si no tenéis oportunidad de conseguir leche ecológica, podéis usar la nata líquida, pero con alto porcentaje de materia grasa)
  • 4 huevos(los míos caseros)
  • 8 cucharadas de azúcar
  • 1 cucharadita de levadura en polvo
ELABORACIÓN:
  • Batimos las yemas con el azúcar y la nata hasta que quede bien cremosa.
  • Montamos las claras a punto de nieve.
  • Añadimos la harina junto con la levadura en polvo y el batido de las yemas reservado.
  • Vertemos en un molde, al que previamente hemos untado con mantequilla y enharinado.
  • Horneamos unos 30 min. a 180º
En esta ocasión aproveché para estrenar unos moldes de papel parafinado, como el de las magdalenas, de la marca Ibili que compré hace poco por Internet. Para regalar tiene una presencia más bonita envuelto en un celofán con un lazo bonito.

Espero que os guste tanto como a mí aunque no os evoque tanto.