Creo que durante este confinamiento me estoy reencontrando. Es decir, ha vuelto la Berta de los kilos. Así que imaginaréis que estoy deseando que termine porque, de lo contrario, acabaré sumida en una depresión inducida por mí misma y mis ganas de hacer y consumir dulce.
Pero, no os preocupéis en demasía puesto que, mi dieta trata de ser lo más equilibrada posible. Todo este dulcerío lo compenso con mucha ensalada y proteína a la plancha. Desgraciadamente, mis sistemas músculo-esquelético y cardiovascular no me dejan ejercitar mucho, así que tengo que cuidar lo que como. Pero, al postre, no renuncio. Os engañaría y me engañaría a mi misma si dijera que no he cogido peso este, casi, mes de reclusión. Mi máxima en estos momentos es:
M O D E R A C I Ó N, BERTA, M O D E R A C I Ó N
Una vez más, tenía que aprovechar unas yemas cocidas que se habían quedado en un tupper en la nevera. La ocasión era perfecta para hacer unas riquísimas GALLETAS de YEMA COCIDA. Como lo oyes, así, sin miedo, sin red, a lo loco. El resultado es buenísimo.
Yo, por aquello de mis padeceres, las he hecho sin gluten. Tú puedes hacerlo con gluten y me cuentas, por favor.
INGREDIENTES:
ELABORACIÓN:
Están crujientes, con ese sabor de la mantequilla y yema. Muy, muy ricas.
¿No os parecen ideales estos platitos de cristal tipo azulejos/mandalas? Un regalo de mi madre que, siempre que viaja y, también,cuando no lo hace, me regala cosas tan bonitas para que luzca todo. Gracias mamá. 😳
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