Pues antes de que se termine septiembre, quiero subir esta maravilla para celebrar los 10 años del blog. Gracias por seguir visitándome y gracias por vuestro cariño. Soy muy afortunada por muchas cosas en mi vida, pero saber que, después de estos 10 años, todavía hay personas que os acercáis y varáis por mi mundo dulce, me hace muy feliz.
Para comenzar esta DULCE CELEBRATION y, a pesar de que sigo con mi cruzada personal antikilos, ahí queda este Dutch Baby Pancake o, lo que es lo mismo, enamorarse al desayunar pecando con algo sencillo. Y quien dice al desayunar, dice al merendar o cuando uno quiera. Que no están los tiempos como para hacerle ascos a los enamoramientos, sean de la condición que sean. (Más ñoña yo, sí.)
Hay muchas teorías acerca del origen de esta elaboración. Se dice que proviene de otra pancake alemana y que, a pesar que en su nombre lleva el adjetivo Dutch, este no corresponde a los holandeses sino que es una corrupción del término «Deutsch» con el que se identificaba a los inmigrantes germano-estadounidenses allá por 1900.
Sea cual sea su origen, lo que es fundamental es cómo y dónde se cocina. Para ello, necesitamos un recipiente de hierro fundido, bajito y un horno (a diferencia de los pancakes tradicionales que hacemos en sartén y al fuego).
La tradición, eso sí, obliga a tomarla calentita y rociarla con limón y azúcar glas en el desayuno. Yo, como la he cubierto con fruta, he omitido la ducha ácida y sólo le he dado al polvo blanco. (Vaya cosas se me ocurren).
Y una vez que está lista, me diréis tal y como decía mi querido J.L. Perales «y ¿cómo es él?». Pues de sabor es mmm mmmm, y pecar con él es mucho más hhjhlkj hghhh. Pero como lleva fruta, digo yo que será pecado nivel 5 como mucho, verdad?.
INGREDIENTES:
ELABORACIÓN:
- Precalienta el horno a 170º.
- En un bol, bate los huevos y el azúcar con unas barillas.
- Añade dos cucharas de mantequilla derretida, la piel de limón rallada finita y la sal.
- Agrega la harina. A mi me gusta tamizarla siempre.
- Termina incorporando la leche y bate hasta que todo esté bien integrado.
- Calienta en el horno el recipiente que vas a usar. Con cuidado, lo sacas y añade una cuchara de mantequilla. Con el calor se fundirá. Ayúdale para que se reparta por toda la superficie y, a continuación, vierte la masa.
- Coloca rápidamente la fruta por encima y, hornea de 25 a 30 minutos o hasta que esté doradita y crecidita (fíjate, casi como yo, jaja.).
- Sírvela calentita espolvoreada de azúcar glas. Es una delicia (como yo también).
Lo que tengo claro, claro, vamos, crystal-clear, es que esto no se queda como un pecado para desayunar. Que en cualquier momento la presento como sobremesa acompañada con nata, helado o mermelada.
Berta dixit.
Es sin gluten,como no doce nada,me imagino k noo!!!
Hola Yolanda. Esta receta es con gluten pero, puedes adaptarla perfectamente empleando una harina sin gluten como la Mix Dolci C de Schär.
Besos dulces