Los que me seguís por Instagram, me pedisteis mucho que publicara la receta de esta maravilla. Y, como vuestros deseos dulces son órdenes para mí, aquí la tenéis.
Está feo que diga yo que está buenísimo, pero si no lo digo, está peor. Ha quedado un mega muffin tan rico, tan adictivo que, esta receta, va a pasar a estar en primera línea para los próximos regalos que tenga que hacer. Cuando me inviten o tenga que hacer un detalle, fijo que va a ser esta ricura.
Ya ni os cuento cómo va la vida, el confinamiento y todo lo que estoy haciendo. Me voy a centrar en el pastelote y punto. Tengo muchas ganas de que lo hagáis y me lo enseñéis.
¡Vamos al lío!
INGREDIENTES:
ELABORACIÓN:
Como podéis ver, el molde en el que lo he hecho es ideal para regalar. Lo entregas tal cual, y cuando lo presentan, con tan sólo cortarlo por la línea marcada nos queda así de vistoso para presentarlo en la mesa.
Lo he acompañado de una quenelle de nata montada y una salsa de arándanos que hice mientras se horneaba: arándanos, agua con una pizca de almidón de maíz, unas gotas de zumo de limón y azúcar.
Una deliciosa propuesta que nos vale tanto para desayunar, merendar o regalar y quedar como el mejor anfitrión o invitado.
Espero que os animéis a hacerlo. Cuidaos.
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