No sé cómo estáis. Llevamos unas semanas buscándonos, pensándonos, sintiéndonos y lamentándonos.
En mi caso, pienso demasiado, siento mucho más, pero no me lamento. Sólo hay algún momento de «bajoncillo» pero, no me lo puedo permitir porque si me dejo llevar, no remontaría. Mi confinamiento es en soledad. Una soledad decidida, consciente, consecuente, prudente y conveniente. Pero no por ello, triste, aburrida o agotadora. Estoy todo el día ocupada: limpio, cocino, limpio, leo, limpio, estudio, limpio, fotografío, limpio, ordeno, limpio. Sí, limpio mucho y ello no quiere decir que tuviera todo hecho un asco, sino que yo soy de las raras a las que limpiar, ordenar además de cocinar, nos relaja.
Me he propuesto retomar la pandereta y lo estoy haciendo, aunque sale mi vena empática, pienso en mis vecinos y, lo dejo.
Y vosotros, ¿os habéis propuesto algún confinareto? Contadme.
Tenía unas claras, que me habían sobrado del helado de fresa, así que me preparé este sencillo y rico Bizcocho de Claras. Animaos porque es de lo más sencillo y, dada la escasez de levadura estos días, es perfecto porque no la lleva. Se hace sin ningún tipo de impulsor, sólo las claras montadas a punto de nieve.
INGREDIENTES:
ELABORACION:
Queda un bizcocho suave, húmedo y con un sabor muy rico a nata.
Este juego me encanta: hace una porrada de años que lo tengo. Unas piezas las compré yo y otras, me las regaló mi amiga Charlotte.
Espero que os animéis a hacerlo. Cuidaos.
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