No sé cómo estáis. Llevamos unas semanas buscándonos, pensándonos, sintiéndonos y lamentándonos.

En mi caso, pienso demasiado, siento mucho más, pero no me lamento. Sólo hay algún momento de «bajoncillo» pero, no me lo puedo permitir porque si me dejo llevar, no remontaría. Mi confinamiento es en soledad. Una soledad decidida, consciente, consecuente, prudente y conveniente. Pero no por ello, triste, aburrida o agotadora. Estoy todo el día ocupada: limpio, cocino, limpio, leo, limpio, estudio, limpio, fotografío, limpio, ordeno, limpio. Sí, limpio mucho y ello no quiere decir que tuviera todo hecho un asco, sino que yo soy de las raras a las que limpiar, ordenar además de cocinar, nos relaja.

Me he propuesto retomar la pandereta y lo estoy haciendo, aunque sale mi vena empática, pienso en mis vecinos y, lo dejo.

Y vosotros, ¿os habéis propuesto algún confinareto? Contadme.

 

 

Tenía unas claras, que me habían sobrado del helado de fresa, así que me preparé este sencillo y rico Bizcocho de Claras. Animaos porque es de lo más sencillo y, dada la escasez de levadura estos días, es perfecto porque no la lleva. Se hace sin ningún tipo de impulsor, sólo las claras montadas a punto de nieve.

 

 

INGREDIENTES:

  • 200 gr. harina (en mi caso he usado harina sin gluten)
  • 220 gr. de azúcar
  • 200 ml. de nata líquida para montar
  • 5 claras de huevo o unos 150 gr.
  • una pizca de sal
  • azúcar para espolvorear la superficie

ELABORACION:

  • Precalentamos el horno a 180º.
  • Montamos las claras con una pizca de sal y, cuando empiecen a hacer espuma, seguimos batiendo y añadiendo 200 gr. de azúcar hasta conseguir un merengue.
  • Tamizamos la harina y la vamos agregando poco a poco a nuestras claras firmes y seguimos batiendo con la batidora de varillas. Reservamos.
  • En un recipiente aparte, montamos la nata líquida con el resto de azúcar (unos 20 gramos).
  • Añadimos la nata montada a la mezcla reservada. Nos ayudamos de una espátula para integrarla con movimientos envolventes.
  • Vertemos en un molde que habremos enmantequillado o cubierto con papel de horno.
  • Espolvoreamos la superficie con más azúcar.
  • Horneamos a 180º durante 30 minutos o hasta que, al introducir un palillo, éste salga limpio.

 

Queda un bizcocho suave, húmedo y con un sabor muy rico a nata.

 

Este juego me encanta: hace una porrada de años que lo tengo. Unas piezas las compré yo y otras, me las regaló mi amiga Charlotte.

Espero que os animéis a hacerlo. Cuidaos.