Bueno, pues ya he tenido un poquito de tiempo y he podido arreglar y organizar las fotos que Stabri y yo nos hicimos en la tarde que pasamos juntos.
Como os comenté en la entrada anterior, Stabri es el muñeco viajero más viajero del mundo entero. Podéis ver toda su historia si pincháis aquí.
Se necesitaba un porteador desde A Coruña hasta Santiago de Compostela el pasado lunes por la tarde. Gracias a Loly de O Garfelo que me lo comunicó a través del twitter, no dejé pasar ni una décima de segundo y presentarme voluntaria, voluntaria, voluntaria a modo de decir YO, YO, YO, YO. Y, bueno, quien la sigue, la consigue y por pesada, digo yo, Stabri decidió dar a esta rubia de mecha la oportunidad de viajar en tren juntitos hasta Compostela.
Llegó Mariano a la estación del tren coruñesa y mi felicidad fue total. La alegría que transmite este Stabri, con su sonrisa eterna, es algo que sólo puede entender quien se emociona con lo sencillo y ama lo verdadero.
Con su billete listo, arrancamos hacia nuestro vagón. A ver, ¿qué queréis que os diga?. Pues sí, todo el mundo miraba extrañado mi aparición con Stabri. Había quien lo conocía y se sonreía, pero también quien nunca había oído hablar de él y ahí es donde comenzó mi calvario mezclado con acción de marketing.
Algún viajero se ofreció para viajar a su lado. Otro le tomó una foto que envió rápidamente a su hijo, y, alguna sólo decía «no entiendo nada, vaya tontería», jaja. Ya le dije: señora, esto es como la vida: «o se entiende o no». ¡Cuán intolerantes nos podemos demostrar ante lo desconocido!.
¡¡¡Actitud positiva señores!!!
Stabri contemplaba el paisaje y me comentaba que Galicia es preciosa. ¡Y tanto!-pensaba yo. En unos 28 minutos llegamos a nuestro destino: Compostela.
¡Qué calor hacía el lunes!.
Y comenzó la «Bertaventura» de Stabri: fuimos para casa. Al ver tanto aparato para cocinar, y tanto libro de recetas, me pidió que le enseñara a hacer magdalenas. Bueno, jaja, tuvimos que ir rápidos, rápidos porque quería que las horas que íbamos a estar juntos fueran bien aprovechadas.
Ya veis qué bien le queda el gorrito de cocinero y, la verdad es que sí tiene mañas con la manga pastelera. Eso sí, no se libró de mis «Bertachuchones».
Después acompañamos a Carlos al CNTG. Stabri no quiso saber nada de exámenes y se quedó afuera haciendo migas con un peque de un añito de nombre Javi. Claro, que yo creo que era porque le apetecía probar la silla de paseo del nuevo compañero.
Después fuimos a buscar a Pablo al cole. Pablo quiso llevarlo a casa y enseñarle su habitación. Sólo sé que cuando vi las fotos del móvil, Stabri estaba de esta guisa, jaja. Pobre!!. Este Pablo es un caso.
Tras este breve paso por casa, tocó ir a la Ciudad de la Cultura.
Para, a continuación, bajar a pasear por el casco viejo de la ciudad apurando los últimos minutos para pasar por la Catedral.
Por último, nos dirigimos al Hostal de los Reyes Católicos. Estábamos secos y lo arreglamos con un zumito y unas patatas fritas.
Enseguida dieron las nueve de la noche y tuve que entregarlo a su nueva porteadora que, reconozco envidié porque pasaría varios días y noches con él.
Fue un día muy intenso para él y para mi, que llevaba a pie desde las seis de la mañana, pero agradezco que durante esas casi siete horas juntos, me hiciera olvidar todo lo que me agobia y pesa.
Podéis ver todas las fotos en la siguiente galería
Gracias Stabri:
Para mí será un placer poder compartir algún otro momento, viaje o evento contigo siempre.
Ni te imaginas lo que he aprendido contigo y lo mucho que he sentido gracias a ti. Esa ilusión que no quiero perder nunca, contigo se intensifica y recarga. Cuídate mucho y ya sabes lo que te dije en casa cocinando: los muacs dulces nunca deben molestar, ofrécelos.
Jajaja menudo tute le diste al pobre ! Desde luego que debió de estar en la gloria en tu cocina y si que te cundió el día ! Mira que es gracioso stabri con esa carita tan simpática. Ainsssss !
Un post fantástico y toda una experiencia estar con Stabri, tengo mi post pendiente 😉 Bss!!