Hola, los que me seguís a través del programa de la Radio Galega, Come e Fala, sabéis que soy hija y madre de celíacos desde hace muy poquito.

Hace bastantes años, conocí esta intolerancia a través de Ana (Behbeh) y Marisa (Famalap) en nuestras quedadas de MundoRecetas. Me sensibilizaron de un mundo que era un perfecto desconocido para mi y me quedé «tocadilla». Dos años atrás, conocí a Ana y Víctor del blog Caminar sin Glúten en un Tapas &Blogs en Madrid, y ellos, que eran amigos además de Ana y Marisa, me siguieron enseñando acerca de este problema con su historia personal.

En ese momento, no me pude ni imaginar que iba a vivir la celiaquía en mi familia y de una forma tan cercana. Primero, hace unos meses, se diagnosticó a mi madre, tras unos años muy duros de padecimiento, dudas y sobretodo lucha y lucha con los médicos. Hace unas semanitas, era mi hijo Pablo, que hasta entonces había sido asintomático, el que tras las pruebas protocolarias, daba un positivo como una casa.

Cuando uno se encuentra con este «problema», tiene que hacer un cambio de chip sustancial. No sólo con respecto a la alimentación (que aunque pueda parecer complicado a primera vista, es muy sencillo gracias a toda la información que tenemos gracias a las asociaciones de celíacos, los foros, etc) sino a nivel anímico y sobretodo a nivel de transmisión de esta problemática a familia, amigos y entorno de una manera que sirva para mentalizarles de que tienen que hacer también un «cambio» con nosotros.

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Para un niño de 13 años, con todo lo que ello conlleva, el enfrentarse a una modificación en sus hábitos alimentarios, ha sido, por increíble que parezca,  relativamente fácil. No es así en todos los casos. Pablo es un tipo maduro, responsable y, desde el minuto 1 se ha mostrado muy preocupado con su intolerancia y con lo que puede y no puede tomar. Enhorabuena, cielo. Te quiero y te admiro todavía más de lo que lo hacía. Eres grande y me enseñas diariamente no sabes cuánto!.

Por eso, me gustaría que todos los que varáis por mis blogs, os introdujeráis a este mundo sin glúten con la misma solidaridad que hice yo hace unos años con mis amigos y, tratárais de pensar cuán difícil es, a veces, realizar algo tan sencillo como es la compra diaria, cuando la mayor parte de los productos no están etiquetados correctamente. El glúten es veneno para los celíacos y no se encuentra sólo en las harinas y cereales. La cantidad de referencias en los lineales de los súper son inmensas. Pensad que desde caramelos, yogures, galletas, chocolates, colorantes alimentarios, medicamentos, etc, estamos rodeados de espesantes, gelificantes, y todo tipo de ingredientes «desconocidos» que lo contienen y no aparecen reflejados. Por eso, hay que luchar para que desde la administración, se promulgue una ley con un etiquetado completo como sucede en otros países y, como muchas grandes marcas están haciendo. El mercado de celíacos en nuestro país es un nicho muy importante que las empresas más avispadas han visto y se han puesto manos a la obra.

Yo soy una recién llegada a este mundo. Una recién llegada que está aprendiendo de los veteranos. Una recién llegada que, gracias a mi inquietud, preocupación e interés, llevo unos puntos de ventaja pero que, sin la ayuda de amigos como el Dr. Miguel Martínez y su esposa la Dra. Esther Molina, amigos como Ana, Víctor, Marisa que responden a todas mis dudas siempre con la celeridad de una partícula de protones, me lo han puesto muy muy fácil de llevar. Gracias mil!!.

Y ahora voy con el libro, que no me pierdo, no, no.

Hace unas semanas recibí un ejemplar del último libro de Ana, más conocida entre todos como Recetas de Mamá (otro ser maravilloso y que, curiosamente conocí a través de MundoRecetas. ¡Mira que salimos gente interesante del núcleo de Nacho y Vicky!. Si supierais cuántos blogguer famosos empezaron igual que yo hace chiquicientos años en MR os sorprenderíais). Gracias a Ana y Víctor, que son además los prologuistas del mismo, me llegó este libro, justito antes de diagnosticar a Pablo. Fue como una premonición de esas que tanto me suceden.

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En Recetas de Mamá para Celíacos, Ana Mª Prieto, indica que «ser celíaco no implica renunciar a disfrutar de la buena cocina todos los días». Así pienso yo también.

Este libro no está pensado sólo para el colectivo sin gluten sino para sus amigos y familias. Para que de una manera sencilla (como a mí me gusta) podamos realizar recetas estupendas y sabrosas. Desde masas, panes y bollería (tan complicada de elaborar sin gluten), pasando por los bizcochos, galletas o recetas para el día a día, recetas para cumples y fiestas y unos cuantos dulces ricos, Ana demuestra su preocupación por este colectivo y nos ofrece además, alternativas estupendas.